Hay tantos cabos sueltos por atar que me doy cuenta que lo único que me falta es una cuerda firme. Entre palabras silenciosas, hasta el tiempo casi se detiene a escucharme… Difícil tarea para alguien que no tiene latidos, ni te mira los ojos.
Porque realidad y ficción siempre van cogidas de la mano. No importa cuál.
Aileon