domingo, 18 de mayo de 2014

Ese no era el día








- Noelia, hay que operar. Consulto tu caso, pero lo mejor es operar.

En realidad no me vino por sorpresa. Desde hacía tres años me estaban haciendo cada seis meses un control analítico para ver los marcadores tumorales y una ecografía vaginal para ver si el tumor crecía o seguía igual. Evidentemente me creció, poco…pero seguía creciendo. Lo mejor, operar.

Era lo mejor para mí. Tenía un tumor benigno, un tipo de quiste que no es raro pero tampoco es de los más comunes. Un quiste que hasta que no me operaran, analizaran y me dieran los resultados me haría la vida más difícil de lo normal en cuanto a pensamientos.

Cuando me dijeron que me operarían el 13 de diciembre me desanimé. Había muchísimos días y me tenían que operar ese día, un día después de mi cumpleaños y una fecha a la que apenas le tengo cariño, que no es lo mismo que tener odio. El 13 del 2013. No pude hacer nada. Ese día a las 9 de la mañana ingresaba.

Ese cumpleaños apenas lo disfruté. Aunque estaba tranquila, mi mente no.  Yo sabía que ese día no era el día. No sé porqué, pero intuía algo. No me equivoqué. A media tarde, horas antes de tomarme la medicación  me llamaron diciendo que la doctora no me podía operar porque había una mujer que la tenían que operar urgentemente y utilizarían el quirófano que tenían reservado para mí. Lo entendí perfectamente y sentí alivio. Ese no era el día.

Pasé las navidades tranquila. El día 24 de Enero del 2014 ingresaba a las 7 de la mañana. Era la primera en entrar en quirófano.

La noche anterior dormí en casa de mis padres. Cené, me tomé la medicación. A la media hora dormía en el sofá. Dormida mi madre me mandó a la cama. Sé que ella dormiría…

Nada.

A las cinco me despertó y me duché. Estaba totalmente dormida. Me volví a tomar la medicación. Iba totalmente “drogada”. A las 7 llegamos al hospital. Sólo se escuchaba el silencio y los nervios de mis padres. Estábamos solos en la sala de espera hasta que a los cinco minutos me llamaron. Me despedí de mis padres con un ‘nos vemos a la tarde’ dejándoles un amuleto que siempre me acompaña.

Quince minutos más tarde estaba a punto de entrar en quirófano. Como eres la primera te ha tocado el más nuevo, me dijo la enfermera. Eso me importaba bien poco. Hacía un frío que pelaba. Recuerdo que había mucho movimiento a mi alrededor, que mi doctora se acercó y me dijo que todo saldría bien, y que cerrara los ojos. Apenas los tuve que cerrar, se cerraron solos.

Fuera había nervios, preocupación. El tiempo apenas transcurría, o transcurría demasiado lento. Familia, amigos,…preguntando, y mi hermana diciendo una y otra vez que todavía no sabían nada. Gracias, muchas gracias por los que se acercaron al hospital y por estar pendiente del móvil. Gracias.

Dentro, escuché mi nombre a lo lejos…sentí unas ganas horribles de vomitar y un dolor fortísimo en la barriga. Un dolor indescriptible. Rápido me pusieron un calmante. Empezaba a abrir los ojos. Los volví a cerrar. Una hora más tarde los volví a abrir…el dolor seguía dormido, pero despertaría en breve. Empezaba a sentir los pies, las piernas las manos…poco a poco. Me toqué la barriga y noté tres parches, el del ombligo el más grande y la barriga hinchadísima como si estuviera embarazada de seis meses. Pregunté la hora a la enfermera. Son la 1,…descansa.

A los pocos minutos, vi como mi doctora se acercaba con una media sonrisa en los labios.

- ¿Cómo te encuentras, Noelia?
- Me duele mucho.
-Tranquila, es normal, ahora te pongo otro calmante. He hablado con tu familia. Todo ha ido bien. Intenta descansar. Cuando te recuperes un poco, te pasaremos a la UCI y un familiar podrá pasar a verte.
-Doctora, ¿me has sacado el ovario?
-No, te he sacado el quiste, y ya. Mantienes el ovario, pero ahora no pienses en eso. Descansa.
- Gracias.


Allí, en la última camilla y sola, me acordé de alguien que vela por mí en el cielo.

Al pasarme a la UCI, quise ‘correr demasiado’ y pedí ir al baño. La anestesia me estaba haciendo efecto. Luego me encontré peor. Demasiado pronto te he levantado, dijo la enfermera, y me empecé a encontrar mal, muy mal. Vómitos, sudores, temblores, muy mareada,…Si encima le añado que soy muy mala enferma, no paraba de moverme, de ir al lavado con todo lo que conllevaba llegar a él, de que no quería que me ayudasen que ya podía caminar sola  y todo ante la paciencia de mi hermana que la pobre tuvo que aguantarme en esos momentos y en los días posteriores.

Estaré siempre agradecida lo bien que se portó conmigo. Siempre soy yo la que suele protegerla, ser la mayor de las dos. Ese día ejerció como la hermana mayor que es y como la hermana que quiere y cuida a su hermana pequeña. Gracias, te quiero.

Poco más de las siete de la tarde me dieron el alta. Fuera, estaban de los nervios. Yo, mareada y cansada. Apenas podía caminar. El camino hasta la puerta que abría la sala de espera se me hizo eterno. Pero cuando mi hermana abrió la puerta y vi a toda mi familia ahí, como se acercaban con una sonrisa a abrazarme…sentí un alivio y una paz interior que me olvidé del dolor, y lo mal que lo había pasado horas antes.

Son lo mejor que tengo. Los días posteriores fueron muy duros. Semanas muy dolorosas. Pero gracias a ellos pude llevarlo muchísimo mejor. No me dejaron sola, siempre pendiente de mí.

Gracias, un millón de gracias por estar ahí. Sin vosotros, mi vida no tiene ni tendrá sentido jamás.


Han pasado unos meses y aún sigo notando pinchazos de vez en cuando, sobre todo cuando estoy mucho rato sentada. Me operaron por laparoscopia de ahí que sólo estuviera un día ingresaba porque las cicatrices son mínimas, aunque evidentemente las tengo. Me sacaron un quiste de 7 cm del ovario derecho. Afortunadamente y mediante una prueba que me mandó  mi ginecóloga me lo descubrieron. De lo contrario, al no tener molestias ni notar nada raro, hubiera crecido de tal manera (conozco a una chica que le sacaron uno de 22cm) que me hubieran operado de urgencia, con otras consecuencias, como la extracción de los ovarios. De ahí la importancia de ante cualquier dolor, malestar o aunque no haya ningún síntoma lo mejor es hacerse controles, un chequeo…porque la verdad, después de la operación lo pasé francamente mal, pero ahora que han pasado varios meses sólo puedo dar las gracias y sonreír porque he evitado, con el tiempo, un mal mayor.



Aileon







sábado, 17 de mayo de 2014

Gran verdad



                                  Las mujeres con pecas tienen miles de puntitos a su favor.

                                                Lo reafirma una chica con pecas. Yo
                         
       

domingo, 11 de mayo de 2014

El resto y ella

Se le perdió la llave,no pudo salir y murió lentamente de hambre y de sed. No supo nunca que la puerta ni siquiera estaba cerrada.