Todas las lágrimas las eché junto a ella en vida, una vez fallecida...no solté ni una. Sentí paz al saber que ya no sufría. Murió rodeada de su familia mientras yo le acariciaba el pelo y le decía que estábamos todos allí, junto a ella.
Hoy hace cuatro meses que murió mi abuela.
Todo lo duro, complicado, difícil de soportar y sufrimiento lo tuvimos en los cinco años que duró su enfermedad, una enfermedad muy dura, para los que la padecen y los que están a su alrededor. Una enfermedad que sin duda si en su día no nos mató, nos hizo más fuerte - a todos-.
Ha pasado ya algún tiempo y no hay ni un sólo día que no me acuerde de ella, ni semana que no vaya al cementerio con mi abuelo, y mi madre. Sé que esté donde esté, ya no sufre, y eso es lo más importante para nosotros aunque sea duro y cruel escribirlo, mucho más pensarlo. Ahora descansa en paz. Su recuerdo siempre va conmigo, y sé que desde arriba me cuida y me protege. Lo sé, y lo siento así.
Le debo tanto, tanto, tanto...que me olvido del sufrimiento, y la recuerdo con una gran sonrisa en los labios. Pero, sobre todo, GRACIAS a ella me quité una espina que tenía clavada desde hacía muchísimo tiempo, una culpabilidad que me atormentaba y que viviría conmigo siempre. No sé porqué motivo fue. Quizá mi abuela me ayudó desde arriba, no lo sé, pero lo cierto es que el día del entierro vino mucho gente, familiares, amigos, gente que la conocían o nos conocían. Pero la persona que menos me esperaba encontrar...ahí estaba. Yo estaba serena, tranquila dentro de lo serena y tranquila que se puede llegar a estar cuando despides a un ser querido, cuando se puso delante y... sin mediar palabra me abrazó.
No pude más. Me derrumbé. Rompí a llorar desconsoladamente mientras me abrazaba con fuerza y en silencio. Tres o cuatro minutos, quizá.Todos pensaron 'ya era hora que llorara' pero lo cierto es que con aquel abrazo se borraron años de culpabilidad, como si me perdonara el daño que le puede hacer años atrás, como si algo se hubiera olvidado, y todo empezara de cero. Con aquel abrazo le pedí mil veces perdón.
Gracias Yaya.
Te echo de menos...
Aileon