lunes, 27 de agosto de 2012

Una rosa blanca vela por mí...






Todas las lágrimas las eché junto a ella en vida, una vez fallecida...no solté ni una. Sentí paz al saber que ya no sufría. Murió rodeada de su familia mientras yo le acariciaba el pelo y le decía que estábamos todos allí, junto a ella.

Hoy hace cuatro meses que murió mi abuela.

Todo lo duro, complicado, difícil de soportar y sufrimiento lo tuvimos en los cinco años que duró su enfermedad, una enfermedad muy dura, para los que la padecen y los que están a su alrededor. Una enfermedad que sin duda si en su día no nos mató, nos hizo más fuerte - a todos-.

Ha pasado ya algún tiempo y no hay ni un sólo día que no me acuerde de ella, ni semana que no vaya al cementerio con mi abuelo, y mi madre. Sé que esté donde esté, ya no sufre, y eso es lo más importante para nosotros aunque sea duro y cruel escribirlo, mucho más pensarlo. Ahora descansa en paz. Su recuerdo siempre va conmigo, y sé que desde arriba me cuida y me protege. Lo sé, y lo siento así.

Le debo tanto, tanto, tanto...que me olvido del sufrimiento, y la recuerdo con una gran sonrisa en los labios. Pero, sobre todo, GRACIAS a ella me quité una espina que tenía clavada desde hacía muchísimo tiempo, una culpabilidad que me atormentaba y que viviría conmigo siempre. No sé porqué motivo fue. Quizá mi abuela me ayudó desde arriba, no lo sé, pero lo cierto es que el día del entierro vino mucho gente, familiares, amigos, gente que la conocían o nos conocían. Pero la persona que menos me esperaba encontrar...ahí estaba. Yo estaba serena, tranquila dentro de lo serena y tranquila que se puede llegar a estar cuando despides a un ser querido, cuando se puso delante y... sin mediar palabra me abrazó.

No pude más. Me derrumbé. Rompí a llorar desconsoladamente mientras me abrazaba con fuerza y en silencio. Tres o cuatro minutos, quizá.Todos pensaron 'ya era hora que llorara' pero lo cierto es que con aquel abrazo se borraron años de culpabilidad, como si me perdonara el daño que le puede hacer años atrás, como si algo se hubiera olvidado, y todo empezara de cero. Con aquel abrazo le pedí mil veces perdón.

Gracias Yaya.
Te echo de menos...

Aileon




lunes, 20 de agosto de 2012

Ya lo dijo Calderón de la Barca...



"... viviría en Italia, concretamente en Milán, en un estudio pequeño, bien distribuido, muy personalizado, con una única habitación y un pequeño balcón para poder ver a lo lejos la Catedral. Tendría muchísimos libros, fotografías hechas por mí, un gran acuario de medusas led, y sobre todo mucha iluminación de día y muy poca de noche, siempre con una o dos lámparas de luz tenue. Una gran cama baja, con un cuadro de buda en la cabecera. Viviría de las palabras, trabajaría en una editorial y escribiría mis propias novelas. Firmaría con un seudónimo, y me pasaría los fines de semanas leyendo, escribiendo y visitando los rincones más especiales de la ciudad. Adoraría el silencio al llegar a casa. Disfrutaría de una buena música en mis ratos libres, invitaría a mis amigos a cenar a casa. Hablaría un perfecto italiano, me enamoraría la lluvia en invierno, tomaría el café en el mismo local, y viviría sola, estando soltera y sin compromiso ..."

¿Sigo?

Aileon
* Ya he estado en Milán.

domingo, 19 de agosto de 2012

Ahora, cierro los ojos...

Tomar decisiones siempre implica darle demasiadas vueltas, aprovechar las horas de sueño para alimentar los pros y los contras, estar ausente, aislada de todo y todos los que te rodean, y todo para qué. Yo soy de pensar demasiado, darle todas las vueltas posibles, ponerme una coraza para no salir dañada, y prepararme mentalmente por si me sale mal no caer en picada. Porque las caídas sin previo aviso son muy dañinas, son las de las cicatrices y no la de las heridas que las puedes curar con una tirita. Las primeras son las que me asustan, de las del resto se encarga el tiempo. Pero en todo ese proceso de preguntas sin respuestas, de pensamientos que problamente jamás se harán realidad, me doy cuenta que me pierdo algo importante, algo que desde hace tiempo por hechos, situaciones que la vida me ha puesto  a prueba, te das cuenta que no merece la pena darle tantas vueltas, ni pensar tanto en los pros y los contras, ni preguntarte aún sabiendo que no hay respuestas o mejor dicho, que no será la respuesta que deseas o necesitas. No merece la pena.
Todo lo que tenga que venir, vendrá, y todo lo que tenga que ser, será. Pero por lo menos intento que cuando me meto en la cama sólo pienso en una cosa: dormir.
Aileon


sábado, 11 de agosto de 2012

He dejado de ser yo...



He vuelto sin fecha de caducidad.


He dejado pasar el tiempo sin saber que la que no caminaba a su lado era yo.

He aprendido a estar en silencio y a necesitarlo para respirar.

He recorrido caminos que no iban a ninguna parte.

He soñado al despertar.

He borrado huellas y suspiros.

He sido protagonista de mis propias palabras.

He hecho que las palabras no sólo hablen, sino que los hechos digan la verdad.

He dejado de ver la lluvia caer.

He llorado de rabia.

...de pena.

He acabado por entender que estrechar lazos es mejor no hacerlo sin una cuerda firme.

He sonreído en diminutos segundos.

He sido cómplice del reflejo de mi espejo.

He dejado de distinguir realidad y ficción.

He sentido miedo por primera vez en mucho tiempo.

He vuelto...sí, viviendo y sobre todo dejando vivir.



Aileon