Sí, sí,...este año me ha dado por 'montar el Belén' y recuperar esas figuritas que alegraban la navidad y la inocencia de los niños. Figuras que viven entre el polvo y el tiempo transcurrido. Y que este año, y sin que sirva de precedente, esas figuritas saldrán a la luz y también mi inocencia perdida.
Pues bien, lo primero que he hecho al encontrar la caja con las figuras del belén ha sido limpiar la caja por fuera ...porque había más polvo que en una casa deshabitada. Y he pensado si la caja por fuera está así, ¿cómo estarán las figuras? Me temía que estuvieran sin pintura, que a San José le faltara una pierna, al pastor los dos brazos, o al niño Jesús le faltara la cabeza...Pues no, estaban llenas de polvo pero enteras, o eso creo. Pero nada más verlas me han venido a mi cabeza esos recuerdos infantiles previos a la Navidad, cuando mi hermana y yo nos desvivíamos montando el Belén, pero no uno pequeño,...nooo Montábamos el mega Belén, en una mesa enorme y con numerosas figuras....el río, el puente, casas, un pozo, muchos pastores, patos, cerdos, gallinas, ovejas, los camellos con sus reyes y pajes, el 'caganer', entre las figuras más importantes del pesebre.
¡Qué alegría ver todas las figuras ahí juntas! Era como si no hubiera pasado el tiempo...Pero ha pasado. Mi tiempo sí, el de las figuras no.
Así que con la sonrisa en los labios he empezado a poner todas las figuras en la mesa y ohhh...sorpresa!!! Me he dado cuenta que un pastor era más grande que la casa, que un paje era más alto que el camello, y que el niño Jesús era más grande que el buey y la mula ...arggg, algo falla!! Ya ¡se armó el Belén!!!
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