domingo, 21 de octubre de 2012

...sencillamente no puedo parar de pensar en ti


(...)

- Estoy en Barcelona. ¿Te apetece tomar un café? Sé que hace tiempo que no sabemos nada el uno del otro, pero quiero verte. Dime día y hora, yo elijo el sitio.  Ya va siendo hora que tengamos esa conversación que durante tantos años hemos intentado evitar...Si no respondes a este mensaje, lo entenderé perfectamente.Un beso!

Últimamente hay días malditos. Ese día, no. Es el único día en que los nervios se apoderan de mí. Hoy sigue lloviendo como ayer. Estoy en el coche mientras escucho como la lluvia golpea suavemente mi coche. Apenas veo más allá, pero distingo vagamente el sitio donde hemos quedado. Un lugar especial, sin duda. Tiene buen gusto. Sonrío tímidamente, mientras apoyo suspirando ambas manos en el volante. Llego con mucha antelación, y el tiempo pasa lentamente. Mis piernas no paran de moverse, y creo que ya no me quedan uñas para moderme. Fuera, llueve con más fuerza. ¿Qué hago? ¿Debería salir del coche y esperar dentro? ¿O dejar que sea él quién entre primero? No sé que hacer. Hace tanto tiempo que no lo veo, que sólo recuerdo lo que sentía a su lado. ¿Tendrá el mismo corte de pelo? ¿Habrá cambiado su forma de vestir? ¿Seguirá siendo aquel chico tímido, introvertido que le costaba mantener la mirada? ¿A qué se dedicará? ¿Seguirá viviendo en la misma ciudad? ¿En la mismo piso? ¿Se habrá casado? ¿Tendrá hijos? No sé, no paro de hacerme preguntas. En menos de diez minutos salgo de dudas. Estoy nerviosa, me sudan las manos,...miro el móvil.

-  Espero que la lluvia no te haga darte a la fuga (risas). Hasta ahora.

Es alguien especial. La primera vez que coincidimos éramos apenas unos adolescentes. Él hizo su vida, yo la mía. En cambio, siempre estuvo en mi mente, en mis pensamientos. Lejos uno del otro, dejamos pasar el tiempo.
Ahora, con cierta madurez, experiencia, y forma de ver y sentir la vida, es ésta la que de nuevo, y de forma inesperada nos ha puesto en contacto. Mañana vuelve a su ciudad.
No puedo más. Sin pensármelo dos veces, cojo el bolso y salgo del coche a paso ligero para que la lluvia me deje lo menos empapada posible. Me quedo en la entrada mientras observo como ahora llueve con muchísíma intensidad. Dentro suena esta canción...


Intento secarme las gotas de lluvia de la cara mientras miro el reloj. Faltan cinco minutos. La canción, casi a punto de finalizar, me hace respirar profundamente. Mientras miro mis botas mojadas por la lluvia, y me recojo el pelo hacia el lado derecho, siento que alguien, más nervioso que yo, que llevaba ahí desde hacía una hora, me dice algo al oído...


(...)


Nota:
Un fragmento extraído de una gran historia que empecé a escribirla hace muchísimo tiempo. Es 'la historia que empezó por el final'. Inspirada en alguien. Dedicada a otra persona.

Aileon

 

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