Tengo algo que confesar...

En silencio y a oscuras, con el reflejo de las velas de mi espacio Zen, empieza a sonar sigilosamente una música de sentimientos que retumba por las cuatro paredes de mi habitación.

Mientras me siento, respirando hondo, contemplo mi escritorio. La estantería de los libros repleta de tapas duras, las fotos que me recuerdan continuamente quién soy, los recuerdos que reflejan lo que fue mi pasado y lo que será mi futuro, mi pequeña lámpara que por la noches me ilumina, mis libretas llenas de ideas y pensamientos, mis libros empezados y sin terminar, mi ángel y mi demonio…Esta noche no estoy sola. Miro hacia el techo y ahí están... iluminando la oscuridad de mi techo. Luna y estrellas me miran embelesadas como cada noche…Yo les devuelvo la mirada mientras tarareo mi canción.

Ya puedo empezar…

Tengo que confesaros algo... Algo que siempre he hecho y tiene que ver con lo que llega a mis ojos y eso os incumbe a vosotros/as. Algo que, a mí ,me aporta muchísimo y que enriquece mi yo interior, sin ser vosotros conscientes. ¿Qué pasaría si terminara aquí este texto?

Mi habitación a media luz, con el reflejo de las velas y las estrellas iluminando al compás de la letra que suena…decido continuar este texto. Tranquilos, continuaré…Ahora la intriga la dejo en el cajón. Hoy no…Hoy quiero sentir y que sintáis cada palabra que escriba.

DESTRIPAR…esa es la palabra. Aunque denote dureza, es una palabra que me gusta utilizarla en este texto, y ya veréis el por qué. Ninguna otra palabra podría definir esa sensación. Ninguna…

Hoy, ante mi escritorio, tengo que confesaros que no sólo leo vuestros escritos, sino que los destripo conscientemente. Todo tipo de texto, ya sea narrativo o poético, lo destripo y disfruto destripándolo. Es algo que lo llevo en la sangre. Lo siento, soy más destripadora que lectora. Es algo que no controlo y que no quiero controlar…Y que siempre lucharé para no controlarlo.

Las primeras lecturas no me gustan; camuflan muchas ideas y sentimientos. Una primera lectura me sabe a poco, y quiero más. Yo siempre quiero más… Saborear cada palabra utilizada, cada frase con o sin sentido, cada significado intercambiado, cada imagen trasmitida, cada sentimiento escondido, cada idea exaltada…y que sólo su autor/a conoce.

Le dedico mínimo tres lecturas para poder destriparlo a mi antojo y sacarle todo su jugo y así saciar la satisfacción de haber llegado a la esencia del texto. Una esencia, quizá indiferente para su autor/a , pero necesaria para mí…

Mi habitación es testigo de todos los textos que he destripado, de todos. Y una de mis tantas libretas también. Ahí permanecen destripados esperando a otros…Sé que ambas me guardarán el secreto. Lo sé.

Ahí están los textos destripados que más me han gustado y que se han dejado destripar. En otros no he podido destriparlos, a pesar de mis intentos por conseguir llegar a su esencia. El autor/a que pone muros, que pone corazas a sus palabras, tiene toda mi admiración. Toda.

Los únicos textos que me niego a destripar son los míos propios; me da miedo llegar a la esencia y a lo más profundo e íntimo de mis textos…Eso sí me da miedo…En mi caso, el destripar no es la palabra.

En los demás textos sí. Algún texto de alguno/a de vosotros/as tengo destripado. Muy destripado, y exprimido todo su jugo en mi libreta de ideas y pensamientos…

Ahora saco del cajón la intriga para que respire…


*Nota: Seguid escribiendo que yo os destriparé, desde la admiración y desde el respeto, vuestros textos dignos de ser destripados y analizados.
Destripar…esa es la palabra...

Destripar: tema principal, temas secundarios, partes del texto, lenguaje utilizado, estructura circular, abierta o cerrada, recuersos estilísticos, etc.

Aileon, más filóloga que nunca...