Ayer ví una escena que realmente me emocionó y ,a la vez, me entristeció. Escena que me ha dado que pensar, aunque ese es otro tema, y prefiero guardármelo para mí.
Ayer sobre las 19:30 llegué a la estación de tren. Me dirigía hacia Barcelona y como mi tren no salía hasta las 19:50 decidí sentarme en unos de esos bancos de hierro típicos de las estaciones de trenes, y escuchar música en mi mp3 mientras observaba a los que iban llegando.
La verdad es que un sábado por la tarde en una estación de tren te puedes encontrar de todo, pero ayer me sorprendió porque era un sábado muy tranquilito.
Como llegué antes de tiempo, no había mucha gente, pero la suficiente para poder observar. En un principio me limitaba a mirar las vías y de vez en cuando miraba a los que iban llegando. Pues bien...en una de esas miradas me fijé en una pareja de unos 30 años ( más o menos, porque yo para las edades soy muy mala) , que iba con dos grandes maletas, y que curiosamente se pusieron justo a mi derecha.
Dejaron las maletas y se abrazon. Hasta ahí todo normal. Incluso pensé, ¡qué bonito! Pero cuando dejaron pasar el aire entre ambos cuerpos, me llamó la atención los ojos del chico ( ya que lo tenía justo enfrente). Eran ojos de haber llorado, y de seguír llorando. La chica le acariciaba suavemente la cara y le decía, que pronto se volverían a ver. Y se volvieron a abrazar, con una fuerza que parecían dos personas en una. Se miraron dulcemente, mientras que el chico no dejaba de llorar... Era un llanto incontrolable.
Me imaginé que uno de los dos se iría y que el otro se quedaba, porque era evidente ( por las maletas, por las miradas dulces, los abrazos tiernos, y las lágrimas tímidas) que era una despedida y que quizá no se verían en mucho tiempo.
Para colmo yo escuchaba en mi mp3 una canción triste de Fernando Castro que hacía que dicha escena me conmoviera mucho más de lo que en realidad era.
Cuando a los lejos ví las luces del tren, yo me levanté del banco. Ellos sin dejar de mirarse y cogidos de la mano se acercaron al tren. Yo pasé antes que ellos, y busqué un sitio donde sentarme. Normalmente, suele haber gente en el tren, pero ayer pude sentarme sin problemas. En el vagón donde estaba apenas había gente. Más bien nadie, diría yo.
Cuando me senté sólo pensaba en quién de los dos se iba y quién se quedaba. En cuestión de 10 segundos las puertas del tren se cerraron y yo salí de dudas.
La chica con las dos grandes maletas se acercaba donde estaba yo sentada. Muy amablemente y con la voz entrecortada me dijo si podía ayudarla a poner las maletas porque pesaban demasiado. Ahí fue cuando me fijé en sus ojos. No tenía los ojos llorosos pero si una mirada triste y perdida. Le dije que le intentaría ayudar pero por mi altura no le prometía nada .Con mi frase conseguí que la chica sonriera un poquito., y entre las dos pusimos las maletas como pudimos. Me dio las gracias y se sentó cerca de donde estaba yo.
Mientras seguía escuchando mi música miraba el cristal del tren y la veía a ella reflejada. Borrosa, pero reflejada. Estaba mirando hacia el cristal y me sorprendió porque parecía serena. Se acababa de despedir de su pareja y parecía estar bien, y tranquila. Pero me equivoqué. De repente, se tapó la cara con ambas manos y se pusó a llorar desconsoladamente. Sollozaba fuertemente y me daba la impresión que le costaba respirar.
Sólo la miré una vez y me entraron ganas de preguntarle si se encontraba bien, y si necesitaba ayuda, pero en seguida desistí en mi idea. Era evidente que lloraba por amor, y en eso...nadie te puede ayudar.Nadie.
Apagué mi mp3 sin quitarme los auriculares y seguí observándola reflejada en el cristal. En los 45 minutos que duró mi trayecto no paró de llorar, de secarse las lágrimas, de respirar fuertemente, de inclinarse hacia atrás con los ojos cerrados, de mirar fijamente tras los cristales del tren...
Cuando llegó mi parada pasé por su lado y ella me miró. Sólo pude sonreír, y ella me devolvió la sonrisa.
Mientras salía de la estación y perdida en la oscuridad de la noche, me vinieron muchas cosas en la cabeza. Muchas. No me puse a llorar porque aparentemente no tenía motivos para llorar.
Y pensé, el amor es un sentimiento muy bonito, quizá el que más, pero también un sentimiento muy doloroso, quizá el que más...
Gracias a esa chica me he dado cuenta de muchas cosas, de muchísimas cosas... pero esas cosas quedan para mí, al fin y al cabo, en el amor nadie puede ayudarte!!!
By Aileon