Lo mejor que puedes hacer en la vida es creer en ti y dudar en cada momento. Será la única manera de estar convencido de lo que haces y si merece la pena.
Lo mejor que pueden hacer los demás con tu vida es ponerse un esparadrapo -de farmacia mejor que son más buenos- en la boca y quitárselo sólo para respirar. Y, a veces, ni eso.
Voy a quitarle hierro al asunto, porque hay que llevarlo lo mejor posible e intentar sonreír, aunque no es fácil, e intentar que el ánimo no decaiga. Y ya está. No hay más remedio.
Ella está en la peor planta, en la que no están bien mentalmente. Con deciros que entrar, entra todo el mundo, pero para salir tienes que poner un código. Algunos son agresivos, otros duermen todo el día, otros chillan…Como es el caso de mi abuela. Chilla a todas horas, llora, no abre los ojos, no duerme, ve niños, hombres de negro,…Y todo eso chillando, sin ni un minuto de descanso. Ya no saben que medicamento darle para tranquilizarla un poco. Hace poco nos llamaron y nos dieron un gran susto con tanto medicamento. Su cuerpo está relajado, pero su mente no. Trabaja a todas horas. Y para colmo no come, o casi nada. Cierra la boca y si encima la comida se la tenemos que dar con una jeringuilla, la cosa se complica.
Ayer fui a darle la cena a mi abuela en la clínica donde está para la recuperación. El día que no puedo ir, va mi madre y el día que ella no puede, voy yo. De todas formas nos han aconsejado que no siempre vaya la misma, porque allí es para acabar desquiciada, desesperada y completamente ida de mente (no me gusta la palabra loca. Tengo mis motivos). Así que entre mi madre, una señora que va los fines de semana y yo pues nos vamos apañando. El problema vendrá cuando nos digan que está recuperada (de la cadera porque de la mente ya no) y que no la pueden tener allí. Y sin plaza en una residencia, como comprenderéis no estamos dispuestos a pagar 2000 euros cada mes (sí, sí, habéis leído bien) porque así la dejarían un tiempo más allí. Yo no he ido a las citas pero vamos, eso si es de locos porque dicen que no hay plazas, pero si pagas sí. Y nada menos que esa cantidad, joder…Y pueden duran unos meses como muchísimos más. Y mi abuela tal como está es imposible tenerla en casa. Ya no.
Pues bien a lo que iba, ayer como otras tantas tardes llegué al centro. Nada más entrar ya supe que pasaría un calor de mil demonios. La ropa que llevaba no era la adecuada. Nada más entrar una mujer me coge de la mano y me dice que no sabe donde está su habitación. Se lo digo a la enfermera y me dice que no le haga caso (cada vez que salía de la habitación me decía lo mismo). Paso por el comedor donde están todos ahí, cantando villancicos y me dirijo hacia la primera habitación donde está mi abuela. La 401. Ya la oigo de lejos. Esta vez chilla llamando a mi padre. Menos mal que mi abuela está sola en la habitación. Entro y la que chilla soy yo. Contenta por verla. Aunque su mente aún no ha regresado...
...
Le quito la barrera para poder acercarme para darle un beso mientras le acaricio la mano que sujeta fuertemente contra su pecho un peluche de mi sobrino (como se lo quites se pone peor). Ni siquiera abre los ojos. Sigue chillando, delirando mientras le digo que fuera hace mucho frío, y que ojalá nevara. Ojalá.
Quedan 15 minutos para la cena. Me siento en la silla y la observo. Esta vez no entiendo lo que chilla. A los pocos minutos reparten la cena. Entre los chillidos que se me meten en la cabeza, la gente que cantaba los villancicos y encima mal, y el calor que hace…ufff!
La comida se la doy como puedo, porque no traga. Y con la jeringuilla es difícil saber cuando hay que parar, cuando tiene la boca llena. Yo venga para dentro, pero claro, como dice mi padre, no le metas tanto que las vas a ahogar, ufff. Y ella cerrando más la boca y yo cabreada para que la consiga abrir algo y de lado, ya que la comida se la tengo que poner por el lado. Y yo unas calores que ya no me puedo tirar más para arriba el jersey…Venga, yaya, ahora el yogur que a ti te gusta mucho. Vaya si le gusta.
Absorbo con la jeringuilla el yogur de coco y cuando iba a dárselo ¡¡¡¡zas!!. No sé que narices hice que salió todo disparado. Normal, si esa jeringuilla va muy dura…¡¡¡Ala!!! Por mi jersey, sábanas, suelo…Hasta por las paredes porque mi padre cuando vino dijo ¿Qué es eso blanco de la pared? ¡¡Qué horror!!! Ahora la que chillaba era yo, y me dio la risa. Normal en mí. Me suele dar la risa. Y si me daba la risa me entraba más calor. Uff, que manera de sudar. No podía parar de reír. Menos mal que estaba sola. Menos mal… Es que daba muy mala impresión y se notaba muchísimo sobre todo en las sábanas. Gotas blancas, semitransparentes por todos lados. Ya me veis cogiendo las toallitas y pasando por todos los lados el dichoso yogur y un olor a coco que tiraba para atrás…. Y lo peor de todo es que mi abuela tenía la boca abierta. ¡¡¡Ahora ¿No??!!! Qué ya no había yogur!!!! Ayyyy, yaya, yaya...
Y lo curioso es que ¡¡¡joder!!! con la poca cantidad que hay dentro y lo mucho que se ve cuando se desparrama fuera…
He intentado quitarle hierro al asunto o hacer de tripas, corazón. Es lo mejor. Porque hay que llevarlo lo mejor posible e intentar sonreír, aunque no es fácil, e intentar que el ánimo no decaiga. Y ya está. No hay más remedio.
Desde hace días me quedo dormida en el sofá. Y eso que el sofá no es nada cómodo. No sé, en la cama sólo hago que dar vueltas, vueltas y me pongo nerviosa. Muy nerviosa. Hasta le estoy cogiendo manía. Cuando me pasa eso, me trae muy malos recuerdos. Me niego a medicarme para dormir. Ya lo hice en su día por obligación médica, y no quiero que se vuelva a repetir. En cambio, en el sofá apago la luz con el único reflejo del televisor y ahí poco a poco voy cerrando los ojos...
Me niego tantas cosas, que acabo por necesitarlas más que nunca.
Aileon
jueves, 10 de diciembre de 2009
Hoy al ir a ver a mi abuela he preguntado por una señora que estaba con mi abuela la primera vez que la ingresaron. Me extrañaba no verla en aquel sitio donde podía ver quién entraba y quién quería salir, donde observaba todo aquel que iba a visitar algún enfermo. Menos a ella. Nadie iba a visitarla. Quizá la habrán cambiado de planta, he pensado. Como tantas otras veces, no he acertado. La señora Carmen murió.
Me ha dado mucha pena. Sigo pensando mientras observo la fotografía de ella junto a mi abuela. Ambas sonríen. Una señora encantadora, de 95 años y con una mente que seguía con nosotros y no como la de mi abuela que se va y no regresa. Ya no. A veces sí. Una señora que siempre me cogía de la mano cuando iba a verla, con una mirada… A veces es mejor perder la memoria. Ya lo entenderás, me decía constantemente.Estaba sola. Sin hijos ni familia. Sola.
Una lástima. Una noticia que me ha entristecido, porque no se trata de que alguien sea de tu familia para sentir y sufrir su pérdida, o de tener un gran cariño o una enorme afinidad, nooo. Se trata de tener un poco de humanidad, y a mí eso si me duele en el alma. Una bellísima mujer, marcada por la soledad, donde su último suspiro desapareció como la brisa que entra por la ventana. Sin molestar ni hacer ruido.
Desde el primer Érase una vez hasta el último Y vivieron felices se han narrado multitud de historias sobre un ser espantoso que aparece en la oscuridad y pronuncia cinco aterradoras palabras… “Dicen que habéis sido malos…”
N. M.
¿Para cuando mi anuncio? O por lo menos yo no lo he visto. Muchos juguetes, muchos turrones, pero mi anuncio no aparece. Me niego a vivir una navidad sin él. Es como el calvo de la lotería. No lo pueden quitar. Reivindico desde aquí que lo pongan. He dicho. Es al único famoso que me entran ganas de abrazarlo por detrás.
Es lo peor que nos podía pasar. Es como volver a empezar, pero peor. Ahora que todo empezaba a funcionar, a seguir una ruta marcada que nos llevaba por buen camino, y ahora esto.
Paciencia, es lo más. Y suelo tenerla, no la pierdo nunca. Pero ayer, o esta mañana no es que la haya perdido, más bien me planteo si en realidad alguna vez la he tenido. Salí a las ocho de la mañana, por los pasillos del hospital llorando ante la mirada de mi madre que veía como me alejaba mientras era ella la que tomaba mi relevo. Esta madrugada he tocado fondo junto a su cama.
No pasamos un buen momento. Se ajunta el hambre con las ganas de comer. Creo que lo peor está aún por llegar, y vamos a acabar todos desquiciados. La situación nos supera por momentos. Serán semanas, por no decir meses, complicados. Pero que nadie me vuelva a decir que tengamos paciencia, porque no, ya no lo aguanto.
Dicen que la Navidad está a la vuelta de la esquina, y eso significa que no me puedo dormiren los laureles. Debo ir pensando en el día de Reyes. En tunearme el traje, que ya toca, sobre todo el pantalón y en preparar escritos y detalles que no esperan. Sí, a los niños reparto juguetes (cada año me hago un lío que no veas) y a los mayores escritos, tipo pergamino, donde prima por excelencia el humor.
Este año tengo la mente espesa y la pluma sin tinta, pero no desisto en poder encontrar las palabras adecuadas para ese día tan especial. Palabras que dibujen una sonrisa en los labios de quién las lea. Estoy en ello.
Yo doy ilusión y tú la quitas (eso sólo lo puede entender quién la conozca, jeje) Hoy es el cumpleaños de mi sister.
Uy no no, perdón. Ésta tan seria no va contigo, ups. Ésta mejor. Sólo imagina a la mama bailando, jejejeje
Dale daña!!! Un año más de risas. No cambies, bueno sí, siempre se puede mejorar, jajajajajajajajajajajaja ¡¡¡¡¡¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES!!!!!!
Si en todos los cuentos aparecen los mismos personajes ¿por qué en el mío sólo hay brujas? Estoy por irme con la escoba, de copas con la abuela de Caperucita, comerme las migas de pan de Hansel y Gretel, macharía a Cenicienta para que limpiara todas las casas del mundo, quemaría toda varita mágica de las hadas, metería a Peter Pan en una residencia, no despertaría jamás a la bella durmiente para poder ligarme al príncipe, separaría a los tres cerditos, me fiaría del lobo, haría que los siete enanitos hicieran triple jornada mientras la otra está con Geppeto, le raparía el pelo a Pocahontas, obligaría a Pinocho a decir mentiras, chafaría a Pulgarcito, compraría una mini pecera a la sirenita, les pondría un palacio a las ranas, liaría a Campanilla y a Pepito Grillo, comería todas las manzanas envenenadas…Y a los príncipes. Los montaba a galope y los perdía en el infinito y más allá. Y a las princesas. Ayy, las princesas ¿Qué hago con los princesas? Me basta con mirar la imagen...
¿Soy mala? Bienvenido al mundo real, y ya mismo al 2010.
Esto es jodido. ¿Por qué? Supongo que el tiempo al igual que cura las cosas también las cambia ¿no crees? Sólo tengo que observar a mi alrededor y ver en su interior…
No es una cosa que me moleste, ni siquiera me preocupa. Sólo que me parece triste el concepto inequívoco que me ronda. Puede que haya dado pie a ese concepto, cosa que no entiendo, pero la percepción actúa de esa manera. Dentro o fuera, no siempre es la misma. Ese es el problema. Que todo lo que se mira a los ojos se puede debatir. Lo demás, lo dudo. Aunque claro, pensándolo bien, puede que los demás tengan todo o nada que ver, y les moleste lo que en realidad envidian. Y no hablo de la buena, que todos sabemos que no existe. Aquí no hay relatividad que valga. No soy química, ni mucho menos física. Soy palabra de tapas duras, que narra y cuenta su vida a medias. Anónima para el resto.
Tras la sonrisa puede haber un puñal y tras una espina, una bella rosa. Por esta vez, deja de sonreírme…
Sólo me ocurre ese día. Es curioso como me afectan los sábados por la tarde cuando no tengo planes, cuando no tengo que subir a Barcelona, o cuando no estoy con él. Por un motivo u otro siempre acabo triste, pensativa, y con una sensación de vacío oxidado. Pero ese es otro tema. La cuestión es que cuando me quedo sola en casa, sin nada que hacer, sin nada que ver, sin nada que escribir y con el pijama a cuestas, me da por ordenar lo que tengo en el armario. Más que ordenar, tener algo que hacer. Y más que hacer, llenar el vacío con algo. Y más que llenar ese vacío,... recordar. Sí, esa es la palabra. Pero es que el tiempo, la situación y la circunstancia me obligan a ello. Pero no me quejo. No, de eso no. Todavía, no.
Con una pequeña y simple luz que apenas iluminaba mi habitación he abierto el armario de las letras, de mis letras. Como por azar, he cogido una de las carpetas. Ni siquiera recordaba su interior. Mezclada con todos los apuntes de la universidad y lo que no es universidad la había olvidado por completo. Me siento en la cama y me apoyo contra la pared. Enciendo una vela blanca que tengo a mi izquierda. Todo está en silencio. Ni siquiera pongo música. Muy raro en mí, pero empiezo a recordar que hay en esa carpeta. Lo siento, ni siquiera el sonido de un piano merece ese momento. Optó por el silencio. Abro la carpeta y me invade un olor de dolor, de sufrimiento. Un dolor que jamás debería haber existido. Ahí están arrugados en el paso del tiempo, no en el recuerdo. Uno del 2001, otro del 2004. Las portadas vuelven a dejarme helada. Empiezo a leer…
El nudo en la garganta rompe a llorar.
Se nota que ya no dejan tinta, pero si huella. Desgraciadamente una huella imborrable, y un dolor insoportable e insuperable. No es justo. La vida a veces no es justa, y muy justa para quienes no se la merecen.
¿El por qué guardo los periódicos de aquellos fatídicos, tristes y dolorosos días? Por una simple y llana razón. Porque me lo debo a mi misma. Porque me marcaron. Porque en toda oscuridad siempre hay un pequeño rayo de luz. Por eso y porque...
Quiero que mis futuros hijos no tengan una venda en los ojos, y sepan el verdadero sentido de vida. Porque quiero que sepan que nada es de color de rosa, que la vida es dura, que el sufrimiento está sin que nadie lo invite, que la intolerancia pasea con nosotros y a nuestro lado, que el dolor nos acompaña en la soledad, que la injusticia se respira con sólo abrir lo ojos, que la vida es un sin fin de muertes…
Porque quiero que vivan la vida, que disfruten, que luchen por sus objetivos, que expriman cada segundo en cada minuto, que valoren lo que tienen, que sonrían, que lloren y, sobre todo, que no hagan daño ni causen dolor a los demás, que desgraciadamente, de eso ya se encarga la propia vida y los malnacidos que habitan en ella. Porque quiero que sean felices…
Quizá así algún día me puedan explicar lo que yo no he entendido, ni entiendo, ni entenderé, ni jamás encontraré una explicación.
- ¿Sabes cuánto hay que pagar para ir a ese gimnasio? Es que me han dicho que está muy bien, pero que es un poquillo caro, unos 60 al mes. - Alaaa ¿quién te ha dicho eso? Eso es mentira, yo desde hace cuatro años voy a ese gimnasio dos veces por semana y no pago eso. Madre mía, ¡¡¡qué barbaridad!!! No, no. Tú ni puto caso. - Si no es mucho preguntar ¿cuánto pagas al mes? - 55 euros.
Joder, o yo soy tonta o me hacen tonta, o los demás son tontos, o las tres cosas.
Pues eso, tengo que revisar urgentemente mi concepto de barbaridad.
Para todo lo demás…Vaffanculo.
Llega el finde y una se vuelve cañera. Hoy tengo cena con amigas. Tapeo del bueno con el camarero Miliki
¿Crees que me conoces? Dicen que las palabras delatan y nos dejan ver el verdadero yo de todo aquel que lee y escribe, que lamenta y sueña con su pluma y su mirada, aquel que sigue sus pensamientos sepultados en forma de vocales y consonantes teñidas de tinta, reseca por el tiempo sin números ni agujas que lo acompañen. Todo o parte de la nada es un espejismo, una capa de doble filo que silencia lo invisible a los ojos del que está cansado de ver, y se deja llevar por la tormenta de arena fina que zarandea los recuerdos sumergidos en sollozos y lúgubres sonrisas. Como marionetas sin cuerdas, van de boca en boca, en manos que no son su voz. Quedan plasmadas en un papel en blanco, con intención que alguien les devuelva su vida, su falsa vida. Como el vaivén, regresan, vuelven y se van…Huyen en busca del herido, del que carece de sentimientos, del vacío sin pensamientos. Y se apoderan dejando sin aliento al afásico que busca desesperadamente impotente su voz. Y se burlan de los que creen que les dicen la verdad. Y aparecen cuando sobran, y desaparecen cuando no las necesitamos. Dicen que las palabras nos delatan. Después de esto, estoy segura.
No sé si alguna vez lo he dicho, pero tengo dos ahijados. Uno de ocho años, hijo de una prima de mi madre, y el otro mi sobrino de seis, que es mi niño. Ambos, me vuelven loca. Y yo como loca, estoy encantada. Lo curioso es que a ambos les regalé unos peluches cuando apenas tenían meses. Al mayor, un Bambi. A mi sobrino, un perro. Y es que parece que los haya parido a los dos. Se parecen tanto a mí, o yo me veo tan parecida a ellos, que...
El otro día hablando con mi prima, me dijo que mi ahijado aún duerme con ese muñeco, que es su preferido, que lo tranquiliza cuando lo toca. Tiene muchos juguetes, juegos y demás, pero como Bambi, ninguno. Lo curioso, es que mi sobrino con todo lo que tiene, no puede separarse del perro que le regalé cuando apenas tenía 9 meses. Donde va mi sobrino, detrás está su peluche. Ya es uno más de la familia. Si se cabrea el primero que recibe es él, pero cuando se despierta el que recibe sus primeros buenos días es su peluche del alma. Y yo, pues…Me emociona saber que, después de todo lo que tienen los niños hoy en día, tengan un especial cariño a unos peluches que compré hace años. A mí, estas pequeñas cosas, me emocionan. - Tita, ¿los muñecos tienen cerebro? - No - Y ¿por qué? - Porque no son seres vivos y no tienen corazón. - ¿Ah no? - No.
Justo negarlo con rotundidad, bajó la mirada. El pobre se quedó callado, lo abrazó con fuerza y miró con pena a Jacky (el perro de peluche). Y yo pensé, menos mal que no es un ser vivo, de lo contrario yo creo que Jacky ya se hubiera suicidado porque tela mi sobrino el trote que le ha dado, y que le queda por dar…
Y como hablando en voz alta dijo...
- Jacky, no hagas caso a la tita, que dice que no tienes corazón. Los mayores no nos entienden. No importa, yo te quiero igual…
Y entonces pensé,
Es verdad, los mayores no nos entienden…
Nota: Aquí os dejo uno de los Spiderman que le he hecho a mi sobrino. Está hecho con plastilina, a ojo. Vale, no es lo mejor. Pero yo lo hago con todo mi cariño, y él está encantado. Mi hermana no tanto que dice que luego se lo tiene que hacer ella, y no tiene ni idea, jeje. Pero aún así yo me aprovecho y tiene toda la habitación empapelada con cosas que le hago (dibujos, dibujos con plastilina, con tela,...). Me encanta dedicarle tiempo a ello, porque no es que pierda el tiempo en eso, más bien lo gano en felicidad con el simple hecho de verlo a él feliz...
Nota 1: El día que tenga un hijo, ya puede temblar…
A veces siento como si durmiera abrazada al mismísimo jugador. Y yo encantadísima. Claro, que él duerme con su niña pero espero que no sea la del exorcista…
Aunque a veces, no sé yo. Cierto parecido tengo cuando me entra la mala leche.
Pero vamos a dejarlo ahí, no sea que vaya a salir perdiendo, jeje.
Creo que la lluvia del otro día me ha pasado factura. Llegué toda mojada, con escalofríos y con ganas de comer algo calentito. Algo raro en mí, pero tan cierto como que mi nombre tiene seis letras.
Estoy con dolor de cabeza, malestar, y dolor al tragar. No sé, puede que esté incubando mi primer resfriado de la temporada. Puede. O también puede que el tiempo, y los hechos me hagan estar así. También puede ser. Y es que no siempre aparece la lluvia cuando más la necesitas. No sé, a lo mejor quiere dejarme el protagonismo sólo a mí. Podría ser. Y es que incubar algo es lo peor que puedes sentir porque sabes que luego vendrá lo peor. Es una espera inútil, absurda y tremendamente jodida. Entonces es cuando te das cuenta que no vales para nada, que ni rayos de luz, ni siquiera de oscuridad. Es cuando verdaderamente te das cuenta que lo mejor es darte por vencida. No merece la pena luchar por algo que ocurrirá de todos modos. Algo imparable. ¿Para qué? Es tu cuerpo, tu mente. Asunto resuelto. Nada que hacer.
Lo peor de todo es que precisamente no estoy hablando del resfriado…
Si alguien te intenta cortar las alas, En lugar de ayudarte a volar, Échalo de tu vida. No merece la pena. Gusanos hay muchos. Mariposas muy pocas. Deja que te vea volar…
¿En qué lugar te gustaría estar en estos precisos momentos?
Yo, aquí y ahora…
Nota: Si tuviera que bailar una canción lenta, sin duda alguna ésta estaría entre las primeras. Esta canción me enamora una y otra vez. Es como si la escuchara retumbando en esas cuatro paredes, a media luz, entre susurros, caricias y tiernas miradas.
Hay momentos que uno habla en silencio, y otros que grita sin voz. Lo terriblemente lamentable es que te ocurra cuando otras personas compartan tu mismo espacio de tiempo. Porque ya lo dicen, no es lo mismooír que escuchar. Pensamiento sabio donde lo haya. Pero no, a estas alturas de la película, de mi película, ya no es lo mismo. Pero tampoco le doy importancia, sólo la justa y necesaria. Todo es cuestión de prioridades y de personas. Sí, ahí está el truco –esta vez sin magia-. En las personas. Y es que si algo me da rabia es darme cuenta de cosas que sólo mi intuición conocía. ¡Qué sabia, la muy jodida! Porque una cosa es mirar y otra muy distinta ver. Con ojos abiertos o cerrados, eso es lo de menos. Al fin y al cabo, hay cosas que se ven mejor con los ojos cerrados, que no es lo mismo que tener los ojos vendados. Y es cuando te das cuenta que no es lo mismooler que percibir. No, no es lo mismo, aunque todo esté relacionado. Así es la vida. Al igual que comerte el mundo. Claro, no es lo mismo comer quesaborear la vida. O eso se rumorea. Si algo está claro es que de la nada nace el todo, y en el todo permanecemos. Fácil pensamiento, difícil solución. Pero entre tú y yo -con sinceridad- no es lo mismo tocar queacariciar. ¿Verdad? Son dos cosas muy distintas. ¿La razón? Está en las personas.
El truco está en llegar al clímax de los sentidos, de mis sentidos, y ahí es donde entras tú, en el sentido de mi vida.
Por primera vez en mucho tiempo quiero hacer algo pensando en mí. Aunque parezca mentira siempre he tenido en mente a los demás, pensando en que hacer o no, pero siempre pensando en cómo lo qué hacía podía afectar a los que me rodean. Y no me arrepiento, eso segurísimo. Pero una piensa y saca conclusiones, y aunque lo hacía gustosamente me he dado cuenta que yo también existo, que tengo derecho a hacer lo que me apetece en cada momento sin tener que sentirme culpable por ello. Y no tener que dar explicaciones o las justas. Simplemente dejar que las cosas fluyan...
Durante estos últimos años Internet me ha absorbido bastante y no me arrepiento porque he ganado mucho, y porque todo lo vivido en este tiempo, YA forma parte de mi vida. Pero si es verdad que he dejado de lado cosas que me hacían sentir realmente bien conmigo misma. Cosas que me hacían avanzar y alimentar mi yo interior, profesional y personalmente. No digo que Internet (incluyo el blog) no me dé esa satisfacción (porque escribir, compartir, leer, es lo que más me puede llegar a gustar) pero el tiempo pasa y es asqueroso o afortunadamente el que te hace ver las cosas de otra manera. Me veo y me siento ‘estancada’, como si hubiera desaprovechado este tiempo, que por otro lado sé que no. Complicado de entender. Lo sé. Sólo quiero compaginar ambas cosas, sin tener que dedicarle el mayor tiempo a esto. Y darle mayor importancia a lo otro.
Este verano, alejada de toda conexión, me he dado cuenta que aunque esté conectada a este mundo, también puedo dedicarme a lo que realmente me gusta. Con esto no quiero decir que cierre el blog, ni mucho menos, simplemente que voy aprovechar este tiempo que le dedico a esto y a otras cosas, a escribir, a leer de nuevo, a continuar mi pequeña novela, a iniciar otra que tengo en mente y, sobre todo y lo más importante para mí en estos momentos, a prepararme por si me quiero presentar a oposiciones. Esto implica no actualizar a diario, como solía hacer antes, bueno ya os habréis dado cuenta y porque apenas os visito, pero si iré actualizando para mantener vivo este espacio que tanto me ha aportado. Y para estar presente en los vuestros, que como siempre digo, es un placer haberos encontrado, o que me hayáis encontrado. Un placer de los buenos.
Mentalmente me veo y me siento activa, y tengo que aprovechar esos momentos de lucidez para mi propio beneficio. Para terminar lo que en su día empecé y para emprender nuevos proyectos que me hagan sentir viva, más viva ...si cabe.
Sólo eso.
Nos leemos. Cuídense,
El día que deje de volar
o se me sequen las alas, Ese día mi VIDA habrá muerto
¿Rara? Puede ser. ¿Caótica? Algo más. ¿Ordenada? A veces. ¿Exigente? Siempre.
Estoy reordenando todo tipo de papel que habita en mi armario. Y tela lo que hay, lo que encuentro, lo que apenas recuerdo, y lo que me queda por descubrir.
Aquí os muestro la prueba irrefutable de el porqué nadie en la universidad me pedía los apuntes. Joder, si hasta cuando pasaba los apuntes a limpio ¡¡¡no entendía ni mi propia letra!!!! Bueno ni la entiendo en muchas ocasiones, aunque a veces es mejor no entenderla (todo hay que decirlo)
Y es que en la universidad (y lo que no es universidad) estaba muy atenta, me concentraba muchísimo, y copiaba todo lo que se decía en clase e incluso lo que el profesor pensaba. Por las esquinas, abajo, arriba, por detrás, con lápiz, con dibujos, con flechas…Todo lo plasmaba. Y aunque es dedicarle más tiempo o perder parte de ese tiempo, porque luego todo lo paso a limpio, lo sigo haciendo.
Libro que leo, o todo lo que entra por mis ojos, o por mis manos, hago una ficha (soy la chica de las fichas) con autor, argumento, personajes, género, estilo, lenguaje,… En definitiva, anoto todo lo que considero importante o que intuyo que en un futuro me puede llegar a interesar, ya que a veces la memoria me juega malas pasadas. Las letras, no. De momento.
Destripar todo lo que ven mis ojos o perciben es lo que más me gusta. Y cada vez más. Me entra una sola vez, busco y rebusco, comparo, diferencio, exprimo y si extraigo todo su jugo y toda posibilidad habida y por haber, ya me puedo dar por satisfecha. Es como llegar al clímax sin haber tenido sexo.
"Hola Aileon, no permitas que las lágrimas no te dejen ver las estrellas, todo está dentro de nosotros y sé que es muy difícil buscar y encontrar en el interior de cada uno. Pienso que hay que saber darle la vuelta a las cosas, y la vida cuando nos pone dificultades, éstas siempre llevan implícitas lecciones que te ayudarán a "crecer". Debes aprender a controlar tus pensamientos (esa vocecita interna con la cual te hablas a ti misma) el poder de esa vocecita es tremendo, además casi todos la utilizamos siempre para "negativo" (no puedo mas...por que me pasa esto a mí...estoy al límite...quiero desaparecer..) y muy pocas veces la utilizamos en "positivo" (muy bien...yo puedo...todo va a salir bien...que guapa estoy...que día más bonito...) la emoción es posteriore a un pensamiento, si tú piensas negativo sentirás negativo y por ende vivirás negativo. Intenta aunque no es fácil aprender a controlar tu mente. La vida por suerte o por desgracia no para de ponerte pruebas, y superarás esta y luego vendrá otra y otra...porque es un aprendizaje continuo, pero no le tengas miedo, afróntalo en positivo.Por otra parte no podemos siempre en todo momento estar en guardia, entonces debemos aprender también y sobre todo permitirnos que un día o una tarde todo vaya mal, y podemos perder los nervios y podemos tener ganas de matar o de morir y sentirnos fatal, eso también lo debemos vivir como algo "no malo" sino normal, que tienes todo el derecho del mundo de sentirte así, pero no hagas de esa sensación tu estandarte, debe ser pasajero.La paciencia puede crecer y estirarse tanto como tú seas capaz de generar de nueva, desde el lado positivo de la vida puedes generar paciencia, desde el lado negativo de la vida te la comes.Ahora que has leído este rollo, coje aire hasta llenar tus pulmones, cierra los ojos, aguanta la respiración y cuando sueltes el aire sonríe y quiérete!!!"
Es curioso como alguien que desconoces, con quién apenas has intercambiado cinco palabras puede llegar a abrirte los ojos o por lo menos a no cerrarlos del todo.
Y es que miro la fecha y me vienen los recuerdos. Los malos recuerdos. Siempre lo he dicho, que todo lo que me ocurre a mí lo digiero mejor y lo sufro en silencio sin tener que preocupar a nadie. Esa es mi lucha diaria. Pero todo lo que les ocurre a los que tengo a mi alrededor, a los míos, lo paso realmente mal. Necesito mi tiempo, que a veces ni llega…
Y aunque afortunadamente se ha estabilizado la situación (no quiere decir que sea mejor) aún sigue habiendo momentos malos. Hace aproximadamente un año dije que no hablaría más de ella, de su enfermedad, de cómo la vida, nuestra vida, ha cambiado y gira entorno a ella. Pensando sólo y exclusivamente en el bien de ella. Aún estando hechos polvo nosotros. Durante este tiempo, más de año y medio he hecho cosas que jamás pensaría que haría, y me siento orgullosa. En eso, sí. He estado y estoy con ella, he soportando llantos, chillidos, noches en vela, pensamientos que se iban y no volvían, nervios incontrolados, miradas perdidas, pesadillas que se convierten en realidad, sufrimiento en forma de dolor, niños imaginarios que se la querían llevar, etc. Y lo que sé que vendrá.
Y yo…
He llorado mucho, he sufrido y sufro a su lado. He vivido momentos difíciles, complicados estando sola con ella. Y yo sin rechistar. No tengo derecho. Pero ¿sabéis que? Sé que me siente cerca. Y aunque siempre ha sido una persona complicada, sé que se alegra de que esté ahí, a su lado. Lo sé.
Cierro los ojos, y pienso…
Cuando yo sea una viejecita y mi nieta venga a darme la mano, a pasar la noche a mi lado, a pasear mientras mi mente no regresa, a escuchar que a veces no recuerdo ni su nombre, o simplemente a darme un cálido beso, me acordaré de mi abuela a la que tanto quiero y
Ni se te ocurra preguntar cuál es el sujeto porque te sueltan:
- Sujeto no sé, pero Juan es una nenaza fijo.
Vale, siguiente pregunta: ¿Qué sabes de Inglaterra?
Que es una palabra de 10 letras. (vale bien, los números parece ser que los controla)
Vamos bien, de nuevo…
¿Qué sabes de Inglaterra?
Que es un país donde hay mazo de jugadores y buenos, y las tías tienen cara de frío. Creo que es Europa. (hay cosas que mejor no saber a no ser que vaya a cambiar tu vida a mejor, que, por supuesto, no es este caso)
Repito, por última vez… ¿Qué sabes de Inglaterra?
Pues que es un país donde llevan unas faldas de cuadros y están todo el día tocando la flauta creo y se rumorea que debajo de la falda no llevan nada. (joder, pues se congelarán de frío no??? Claro, con razón allí nacen menos niños….)
Que lástima que los fallos no cuenten. ¡¡Qué lástima!!
Ayer tuve cena con amigas de toda la vida (marido e hijas de una) en casa de otra amiga. En la casa que me incita a poner velas, a mi Enya de fondo y el resto, imaginación vuestra. Para otros, ver las estrellas también. ¿Quién dice que somos viejas? Pero si somos unas pipiolas, y va el marido se ríe. Jolín, pues si yo me veo jovencísima. Yo toda mona, y con un orzuelo que me pica cada vez más y la otra con chándal. ¡¡¡Vamos bien!!! Y el coche con una olor a peperoni, queso o no sé que narices era que tiraba para atrás. Llegamos tarde, pero se nos antoja unas bravas. Y es que nosotras somos muy mansas jejeje. Allá que vamos, todo hombres y el camarero ligando con mi amiga. Qué gracioso, vamos!!! ¿Pero acaso lo entendías? Tanta prisa y luego las deja duras.
Llegamos las últimas y con la comida. Niñas por ahí y empieza el espectáculo.
Escaleras arriba, escaleras abajo y ya veíamos a la pequeña en el suelo. A callar y a ver ¡¡¡ Joselito!!! ¿Cómo? Pero si es en blanco y negro…Sí, sí, pero a ellas les gusta. Las demás, mejor Mutis a la gabia*
Chillidos, pizzas que se enfrían, cajas que guardan secretos. Tema educativo ¡¡es que los padres son peores que los hijos!! ¡¡Habría que vigilarlos a ellos!! Y la mayor que se duerme en el suelo, y la pequeña que tiene más marcha que todas juntas. ¿Viejas nosotras? Nooo, si somos unas pipiolas ¡¡¡Ja Ja Ja!!!
Llegados a una hora, la pareja se va con las niñas medio dormidas. Joselito hace tiempo que se ha ido con los cascabeles. O vete tú a saber… Se hace el silencio, y una que tiene que madrugar, nos incita a quedarnos más. Nos quedamos. Recogemos. Estamos llenas, nada de galletas, café o helado. Gracias. Vicios no tenemos (risas y carcajadas).
Si ahora viene lo mejor. Ahora vienen los temas más interesantes. ¿Sexo? Nos reímos, pero hay silencio. Y es que ¡ojo! que recordar y vivir el presente es muy bonito o un sufrimiento, según se mire.
Y es que hay cosas que no cambian. Si cuatro años es chungo, quince ni te cuento. Y el obseso de una diciendo que con un poco basta, pero chico, si con el poco no vas a ninguna parte. ¿Has oído eso de todo o nada? Pues dale caña con esa teoría.
Y salen temas serios, como el…Ahora no, que ya he borrado su número. Ya, como la otra ¡¡¡qué anda que no se saben los teléfonos de memoria!!! Ya, también es verdad.
Nos despedimos y nos vamos. La próxima vez una paella o una fideuá, o algo, pero ¿tú sabes hacerla? o ¿comemos antes por si acaso? Vale, mejor me callo. Hasta la próxima.
Y para terminar le dedico estas dos frases a las allí presente (sí, sí, ya sabemos donde hay que ir la próxima vez, jejejeje)
¡¡¡¡¡Arriba el Papillón** con sus almejas y sevillanos!!!!
Ya sé porque me dejaste... porque te gustan altos y con pelo.
Me viene una pregunta, pero como soy una señorita y una pipiola la obviaré.
* Silencio
**El tapeo está de lo lindo
Nota añadida para las que estuvieron ayer (y para el resto, si quieren claro jeje):
Por el tema de la conversación de ayer. No es tan difícil. Aunque ya sabéis que cosas así me apasionan. Os lo dedico con todo mi cariño jejejeje y por la próxima fideuá.
“Es curioso como los seres humanos modificamos, que no cambiamos, la forma de ver la vida, la forma de sentir nuestra vida y la forma de aprovechar lo que esta vida nos depara. Nadie dijo que fuera fácil. Ahí está la clave. Y si encima el ser humano tiene la grandeza de poder descubrir el camino a seguir, el camino que le llevará a buen puerto, pues mucho mejor. Ya tiene medio camino recorrido. Pero no todos encuentran ese camino, y no todos avanzan en la dirección adecuada, que no la correcta. Palabra impuesta por los moralistas. El problema es que algunos se pierden o retroceden en la primera piedra que les bloquea el camino. Tiempo al tiempo. El mío viene ahora…” (Mi verdadero yo, Noelia)
Y ahora es cuando viene el balance. He tenido una semana diferente, complicada, que no dura. Y sobre todo pensativa en mis horas de sueño. Horas que no he dormido en mi lecho, que ni siquiera he dormido, y que sé que jamás recuperaré. Ya no. Pero ¿sabéis qué? No me siento perdida ni mucho menos bloqueada en el camino. Ahora no. Si encuentro una piedra estoy convencida que la saltaré dejándola atrás, junto con mi sombra. Si me pierdo, seguiré las señales. Y si no confío en las estrellas, me dejaré llevar por mis ojos, que me iluminan mucho más...
Lo siento por todo aquel que la he leído, pero hoy repito entrada. Por algo en especial. Modifico imágenes e incluyo canción.
Una nota para el recuerdo.
Un beso para la eternidad.
Aquellos libros, testigos de historias de tapa dura, hicieron de aquel pasillo estrecho y enmoquetado, entre polvo y silencio, entre pasado y presente, el beso más dulce y tierno jamás sentido.
Sentada en la última mesa de la biblioteca observaba la inmensa sala iluminada por tres pequeñas luces. Los libros, recuerdos en la eternidad, contemplan el silencio de la sala. Fuera, la oscuridad invade la noche. Dentro, él y ella se miran tímidamente y sin pestañear. El tercero estudia sin levantar cabeza. Ella se sonroja y sonríe mientras evita su mirada. Él no sonríe, sólo la mira con deseo mientras juguetea con su bolígrafo.
Nerviosa e inquieta, se acaricia el pelo mirándolo fijamente. Él baja la mirada y empieza a escribir algo. Tres o cuatro líneas,…Se levanta y se dirige hacia su mesa con mirada penetrante dando pequeños golpes con sus dedos en las mesas mientras avanza hacia ella. No pestañea. El ruido de sus zapatos aumenta como los latidos de su corazón. Ella respira profundamente. Teme quedarse sin ella...Como si estudiara, sin tener el libro abierto, pasa por su lado dejándole una nota encima de la mesa mientras se aleja tras ella, ahora, en silencio. Ella observa sus cosas en la lejanía, sus libros, su chaqueta, y se lamenta...
...
Lentamente apoya la cabeza en la mesa mientras no deja de mirar la nota. Un papel doblado en cuatro partes. Respira, levanta de nuevo la cabeza y abre la nota. Sonríe. Sonríe con timidez. Sonríe...Mientras vuelve a leer esas cuatro líneas, siente una respiración en la nuca, que no es la suya, cubierta por su pelo liso. Un escalofrío recorre todos los centímetros de su cuerpo. Ambas respiraciones se compenetran hasta tal punto de parecer una. Sin girarse y con la nota en la mano, nota su presencia justo detrás de ella. Espalda y pecho separados por el respaldo de su silla. La maldice una y otra vez.
Cierra los ojos y un olor a perfume la rodea dejándola sin aliento. Sus pies nerviosos, ocultos en la oscuridad, sienten envidia. Su negra melena, sin movimiento alguno, siente ahora, las yemas de sus dedos. Suave, acaricia su pelo una y otra vez. Ella cierra los ojos e inclina la cabeza en el respaldo de la silla. Él, acercándose más a ella, deja que el pelo le roce mientras apoya lentamente su cabeza en su hombro derecho. Sin dejar de sentir sus yemas, siente sus labios cerca, muy cerca. Tan cerca que nota su aliento como se acelera en segundos. Necesita un susurro mientras entreabre sus labios…
De repente,
- Discúlpenme, pero tenemos que cerrar ya…
- Sí, sí…perdón –dijo ella con voz entrecortada-
Mientras él se dirigía, ahora con rapidez, a su mesa y recogía sus cosas, seguía mirándola. Ella recogía lentamente para hacer eterna sus miradas. Imposible. Recogió sus cosas, y la nota. El tercero que estudiaba paso por su lado cargado de libros, ignorándola...
Solos, sin apenas iluminación, esperaban el recuerdo para la eternidad. Las palabras, plasmadas en los libros, pero no en ellos, carecían de importancia. Mientras acababa de recoger sus cosas, él pasó sin mirarla por su lado dejando tras sí el roce de sus cuerpos en aquella silla. La miró por última vez, y siguió sus pasos. Ahí estaba él, a dos pasos de ella,….Quería hacer eternos aquellos pasillos para siempre. Cuatro, tres, dos pasillos sólo quedan y todo acabará...
Casi pegada a él, y justo en el último pasillo antes de salir de aquella sala casi a oscuras, se giró y la apoyó contra la estantería de grandes tomos de Historia Universal. Rodeó suavemente su cuello con ambas manos mientras acariciaba sus labios entreabiertos y húmedos. En silencio, se cruzaron sus miradas, el olor a polvo, el deseo, el roce, las caricias, las respiraciones, el placer, el sentir, los ojos cerrados,… Como si de una serpiente se tratara la rodeo con sus brazos apretándola contra él. Inmóvil, viva por su fuerte respiración, entre los libros y su cuerpo, se dejó llevar…
Cinco minutos de ritmos lentos y acelerados, cinco minutos de gemidos silenciosos, cinco minutos de labios entrelazados, cinco minutos que perdurarán en sus labios para siempre.
Siete minutos más tarde, ambos se alejaban en la oscuridad de la noche.
Él sonriente…
Ella con la nota en la mano.
A veces la imaginación, la ficción y la realidad van cogidas de la mano. Sólo a veces…
Algo está cambiando en mí. La prueba: dejar dos margaritas cursis
en la cabecera del blog. Y lo peor de todo no es eso. Lo peor es que me gusta como queda.
No lo entiendo. Y eso que aún falta para que llegue la primavera.
Di que si, Aileon,… Tú, como siempre, desafiando a las estaciones del año.
Sigue lloviendo…
Hoy una noticia me ha entristecido. Después de una dura batalla contra el cáncer, ayer falleció uno de mis actores preferidos. Descansa en paz, Patrick S.
Aquí os dejo una de las canciones que marcaron un antes y un después en mi vida.
De nuevo me viene a buscar… Que me encuentre, ya es otra cosa.
2:30 de la madrugada. Todos duermen. Yo, sigo dando vueltas en ese colchón que me incita a muchas cosas, menos a quedarme en él. De momento, no. No me quejo, pero sé perfectamente que no es la mejor compañía para pasar mis dos noches en aquellas cuatro paredes encontradas por la casualidad. Decido salir a la enorme terraza ante una luna pletórica e intensa que se ve reflejada en la oscuridad. Me impresiona, sin más. Mientras una suave brisa pone en alerta mi piel y lo que no es mi piel, me siento en la silla que hay apoyada en la pared. Descalza, mis ojos se centran en una habitación…
3:40 de la madrugada. Enciendo una pequeña luz (para no molestar a los que duermen) y me siento con las piernas cruzadas en una de las sillas de madera que hay en el comedor. Silencio. Ni siquiera un ronquido. Una respiración fuerte. Nada. Mientras bajo la cabeza lentamente hasta tocar la mesa, PIENSO. Paso mis manos por la nuca acariciándome el pelo, más suave de lo normal. Los minutos no avanzan, y los segundos hace rato que se han detenido. Apago mi móvil. Cierro los ojos. Esa noche Morfeo se burla de mí, sin saber que soy yo la que se está vengando de él…
5:30 de la madrugada. Entro en la habitación sigilosamente para no despertarlo. Me entrelazo con unas sábanas que a saber la historia que tienen. Siento frío. Mi cuerpo, no lo sé. Me acurruco y dejo que mis ojos vean más allá de lo que en realidad me depara la oscuridad de aquellas cuatro paredes…
- ¿Cuánta Coca Cola cabe aquí? ¿Más de un litro? No jodas que me lo he bebido (Michael, Carlos y nene) - Otra, otra, otra…(chicos en los troncos de Port Aventura) - Se os oye desde lejos, joder tenéis acojonados a los chavalines, vaya tres!! Que son las 11 de la noche...Nosotras pasamos, estamos chorreando (Olivia y Aileon)
- Ya podría salir en el récord Guiness!!! En mi vida me había pasado 8 horas tumbada al sol en un parque acuático, con lo que lo odio y sin quejarme ehhh (Irene)
- Ya ves, como una jabata y la que menos se ha quemado, eso si que es de Guiness (Aileon)
- ¿Pero seguro que es un tobogán light ? ¿Seguro? ¿No me mientas eh? ¿En serio? Que te conozco (Aileon) - Que no, que es para niños (nene) Minutos más tarde. - Yo a ti te mato (Aileon)
- No te preocupes, ella tiene frío, y de aquí a dos minutos tiene calor, y luego tiene frío de nuevo, ella es así (nene) - Si tienes frío coge mi jersey de rayas (nene) - Pero no pega con lo que llevo abajo (Aileon) - ¿Y qué más da? Estamos en Lanzarote, y sólo vamos a dar una vuelta, nadie se fijará. (nene) - Alaaa, ¿Tú te has visto? Menudas pintas llevas (Irene)
- Joder vengo de vacaciones y estoy agotado (nene) - No me extraña, a las 3 petanca, a las 5 fútbol, a las 7 tenis….¿Vosotros os pensáis que tenéis 20 años o qué? (Irene y Aileon)
- ¿Has visto que guapa está hoy tu hermana? (nene) - ¿Sólo hoy? Gracias (Aileon) - No, pero si tú lo dices (Irene)
- Me he puesto las botas comiendo. (nene) - Uyy, a mí no me entraría un huevo de buena mañana (Aileon) - No me lo digas, pero seguro que hay patatas fritas para comer (Aileon) - Es que las mujeres son muy delicadas y éstas aún más (Carlos y nene)
- ¿Te has dado cuenta que los hombres se conservan muy bien y las mujeres parece que les doblen en edad? (Irene) - Es que a lo mejor les doblan en edad (Aileon)
- ¡¡¡Arriba que son las 9!!! ¡¡¡Os habéis dormido!!! (Irene) - ¿Qué dices? Si yo me había puesto el despertador (Aileon) - (…) - Jodía, que son las 8!!! A ver si te cambias la hora que estamos en Lanzarote (Aileon)
- ¿Has visto a la Petruska? (Aileon) - Ya ves, me he dado cuenta que va cada cinco minutos al lavabo (Irene) - ¿Y eso? (Aileon) - Pues porque beberá mucho, digo yo (Irene) - A saber de quién están despotricando (Carlos y nene)
Yo en estas cosas siempre llego tarde. Pero llego, eso es lo importante. Cuando nadie habla ya de ello, yo entro en acción.
- Esta película te gustará. Este tío es el típico chico que toda chica querría tener a su lado. - ¿Un vampiro? - Tú mira la película, y ya me dirás.
La vi en el momento adecuado.
Pero después de ver la película me asalta una duda¿dónde narices ha aprendido ese chicoa mirar así? Lo que no entiendo es como no derritía el hielo...
Me apasiona el personaje (Edward), su forma de vestir, sus gestos, su actitud, su timidez… Todo su personaje me enamora. Me encandila. No así su persona (Robert Pattinson)
Y sí, tiene razón. Es el chico ideal, el que toda chica querría tener a su lado.