Inocencia sin besos...

8 de la mañana.
Suena el despertador…

Mañana es el día de la inocencia; la mía, también.
Es el día que me empapo de felicidad viendo esas caritas tan inocentes que me transmiten la dosis de vida que necesito para respirar…
Pensaba madrugar, como el año pasado, para maquillarme y demás, pero éste no lo haré. Pretendo salir de mi casa sobre las 9 o así.
Este año apenas me puedo entretener porque tengo un horario a seguir, porque tengo más casas a las que acudir. Esto es como un rumor o la pólvora, que corre que no veas…

Yo estresada, pero feliz.

Será emocionante. Siempre lo es, y nunca dejan de sorprenderme. No es un favor que les hago a los más pequeños, sino un regalo que ellos me hacen a mí sin ni siquiera saberlo.

Acabo de ver a mi sobrino y está más nervioso que de costumbre, y eso que ya es difícil porque él ya nació nervioso y movido. Pero está como un flan. Y aunque los nervios le impiden ver la realidad, este año no las tengo todas conmigo…

Es la casa que más temo. Y más nervios paso. Y más emoción siento.
No os podéis llegar a imaginar lo que siento cuando llego a su portal y toco el timbre, y me abre él…Si pudiera abrazarlo, lo haría. Si pudiera sonreír mientras lo miro con ternura, lo haría. Y si pudiera decirle que lo quiero con locura, moriría haciéndolo.

Pero no puedo. Soy el Rey que no habla. No debo hablar. Me reconocería enseguida. Los nervios del momento por ambas partes juegan a mi favor. Él se acerca, pero creo que le asusta y le impone la corona, y la barba. Y los guantes blancos con el enorme anillo que le da color. Mira la capa, y me da la mano tímidamente…

En esos momentos, me lo comería a besos, como a los demás. Besos y más besos sonoros, de esos que petan y retumban en los oídos de los que están a nuestro alrededor, achucharlo, dejarme los labios en su piel…

Pero no, porque este año no habrá besos. Buena suerte la suya y muy mala la mía: tengo un herpes labial (que disimulo con esos parches que anuncian) pero no puedo besar. Tengo prohibido besar. ¡En que mal momento me ha salido el maldito herpes! Parezco a la Cañadas, sobre todo por el labio de abajo (no me hagáis el chiste fácil, que ya os conozco, jaja ). Tienes los labios más gordos, me dicen. ¿No me digas? ¿Me lo dices o me lo cuentas? Pues claro, de momento los espejos reflejan la realidad de mi cuerpo. Así que, no habrá besos. Los niños estarán contentos, pero el nene no sé…

Luego otra cosa. El último sitio al que voy es a la panadería que hay debajo de mi casa. Y como basta que se me ocurran cosas para luego poder hacerlas realidad pues le tengo preparada una buena a la panadera (chica joven) que no se lo espera. Ni ella, ni los que se encuentren allí desayunando, que seguro que habrá mucha gente porque como ya he dicho, esto es como el rumor o la pólvora. Mi madre ya se encarga que eso corra...
Aparte de los regalos que me ha dado su madre para que se los dé, pues le he envuelto con un papel muy bonito una caja de zapatos con algo dentro (evidentemente) y con una carta, tipo pergamino y con letra grande, que dice lo siguiente:



Querida Marta,

Como este año has sido una niña muy buena, te traigo personalmente un regalo muy especial, y único en el mundo. Un regalo jamás visto. Nunca has tocado nada igual…

Recuerda que vengo desde muy lejos, en unas condiciones muy pésimas, pero sobre todo recuerda, y eso es lo más importante, que hay cosas blandas que se vuelven duras…

Sigue creyendo en la magia…

Atentamente,

Melchor


Nota1:
Tengo tantos regalos para repartir que espero no confundirme, porque ya me veo dando un camión a una niña y una Barbie a un niño, aunque quién sabe… lo mismo eso es lo que les hubiera gustado poner en la carta ¿no?

Nota 2:
Para todo aquel que quiera saber que hay dentro de esa caja de zapatos, pues muy simple: le he puesto pan duro (vamos, que lo tiras a la pared y es capaz de hacer un boquete...)

Feliz día de Reyes a todos,
Cuídense,
Aileon